INTEGRIDAD, UN PRODUCTO DE LA CANASTA BÁSICA…

Si navegamos en Internet a través y buscamos la visión o la misión  de las empresas en sus sitios web, nos daremos cuenta de que casi todas las empresas incluye una declaración acerca de la integridad:

• “Combinamos la integridad con la excelencia…”
• “Actuamos con integridad en todo lo que hacemos.”
• “La honestidad y la integridad son nuestros principios.”
• “Estamos orgullosos de la integridad, la sinceridad y la transparencia de nuestros empleados demuestran todos los días.”

Con expresarlo en la empresa o como persona verdaderamente nos convierte automáticamente en íntegros, ¿no tendría que ser una actitud y no una declaración?, integridad proviene del latín integer cuyo significado se refiere a una persona: recta, proba, intachable, por lo que la integridad debe de ser el componente básico en nuestra vida, ya que nadie quiere involucrarse con una persona o una empresa que miente y engaña a sus clientes o amigos. En otras palabras la integridad debe ser un hecho, no necesitamos una trompeta para que nos presente su existencia ya que no se mide por grados o se tiene o no se tiene.

Ron Ashkenas escritor en Harvard Business Review  y socio de Schaffer Consulting comenta en uno de sus ensayos las dos razones por lo que la integridad se vuelve tan complicada y la primera es la innata capacidad de racionalizar el comportamiento humano, si preguntamos a nuestros políticos y empresario si es correcto robar, sobornar o manipular la información, la mayoría dirá que es incorrecto. Sin embargo las investigaciones de Transparencia Internacional ubican a México de 178 países en el lugar 98 donde Venezuela ocupa el puesto 164 sobre 178 países, seguido de Paraguay y Haití, en lo alto de la tabla mundial de 178 países se sitúa Chile (21), Uruguay (24), Puerto Rico (33) y Costa Rica (41) mientras que Finlandia es primer lugar como el país más transparente del mundo, el Banco Mundial ubica a México con un índice de corrupción del 1.844, ocupando el lugar 40 de 49. Por lo que nuestros políticos y empresarios demuestran que aunque piensan que es incorrecto robar, sobornar o manipular información participan en alguna de estas actividades y que probablemente justifican esa elección como algo que “todo mundo hace”, en otras palabras racionalizando su comportamiento y de esta manera considerándose que siguen siendo honestos.

La segunda razón según Ashkenas Todo el mundo define la integridad de manera diferente, en algunas culturas al hacer negocios la gente es abierta a hacerse favores mutuamente mientras que en otras culturas dichos favores son considerados sobornos. El poder de la racionalización y las dificultades al definir integridad muestran que el tema no es sencillo y por eso el cumplimiento de las funciones, políticas, reglas, y las auditorías generalmente son insuficientes ya que no se ocupan de las opciones de integridad que nos enfrentamos día a día como seres humanos, ya que es fácil mostrar una conducta intachable cuando las luces están enfocadas sobre nosotros y los demás nos están mirando, pero ¿qué sucede con nuestras acciones cuando nadie está a nuestro alrededor?.

Los invito a que nos aseguremos que la palabra integridad está esculpida en la piedra angular de nuestra vida. La integridad de nuestra palabra significa que nuestra palabra es ‘entera’ y ‘completa’. No es sólo una parte de nuestra palabra. No es una fracción de nuestra palabra. No es dos tercios, ni tres cuartos. Significa ser enteros y completos con nuestra palabra, sinceramente creo que la integridad auténtica es el rasgo más raro. No se alcanza ni se mantiene con facilidad. Es una cualidad muy admirada que aporta un extraordinario mérito y valor en nuestra vida. Una persona con integridad no divide su lealtad (eso es duplicidad), ni finge ser de otra manera (eso es hipocresía), la integridad involucra la totalidad de la persona el corazón, la mente y la voluntad. La integridad debe formar parte de la canasta básica de un país y el decálogo de una persona.

Comencemos hoy con un cambio, distingámonos por ser íntegros en todo, porque si somos en parte, somos hipócritas y una vida así no es bueno tenerla, de nosotros depende que la mantengamos ya que como dice Carl Sagan “La Tierra es el lugar más bello que conocemos. Pero esa belleza ha sido esculpida por el cambio: el cambio suave, casi imperceptible, y el cambio repentino y violento. En el Cosmos no hay lugar que esté a salvo del cambio”.